EL MODELO COGNITIVO DEL PÁNICO

Se basa en la teoría cognitiva de Beck, según la cual las emociones no son resultado de la situación en sí, sino de cómo las interpretamos. La ansiedad se relaciona con la sensación de amenaza o peligro que percibimos, sea real o no. 


Las crisis de pánico se producen por la malinterpretación de las señales interoceptivas, como señal de que va a ocurrir una catástrofe inminente (volverse loco, morir o perder el control). Esta interpretación catastrofista hace que aumente la ansiedad, lo que a su vez incrementa las señales interoceptivas temidas (palpitación, sudoración, taquicardia, ahogo, etc) que se disparan con la ansiedad, creando un círculo vicioso que desencadena la crisis de pánico.




Las personas que han sufrido crisis de pánico repetidas las experimentan porque han desarrollado una tendencia estable a malinterpretar las señales corporales benignas como indicadores de una catástrofe física o mental inminente (por ejemplo, las palpitaciones se consideran la antesala de un ataque al corazón).



Por tanto la terapia focal consiste en una serie de estrategias dirigidas a que el paciente aprenda a evaluar correctamente dichas sensaciones, aprendiendo a evaluar correctamente sus sensaciones físicas, venciendo su tendencia a realizar interpretaciones catastrofistas de las alteraciones emocionales.